miércoles, 16 de julio de 2008

Efímero

Saber dónde uno está. Qué lugar ocupa en este mundo. Saber cuándo llorar y cuando llega el turno del reír. Incógnitas difíciles de despejar. Preguntas para ser respondidas tras una larga cocción a fuego lento. Amanece en Jerez. Cantan los pájaros saludando al sol. La noche está llena de emoción: pistas, claves para hallar las respuestas, despejar las incógnitas acomodadas en algún rincón de mi impaciencia. Sonaron esta noche las voces que amansan al corazón más fiero. Como le dijo Celia a Laura - y yo estaba ahí dispuesto al robo-: Esto es el amor. Pudo no haber sido así esta noche. Pudo no ser una vida tan grata, pero fueron las circunstancias favorables a la magia y la armonía cantó con voz de mujer. Es un buen momento, este amanecer, para la gratitud. El viaje estuvo lleno de sorpresas que llenaron de asombro hasta el hielo derretido al fondo de los vasos. De monte en monte, pico a pico, escalamos hacia ese lugar que nunca pisó nadie y plantamos una bandera de colores desconocidos para aquellos que ven en la patria una frontera. La compañía nunca fue tan adecuada. Y nadie echó en falta siquiera el aullido de un perro. Fue total y completo y tan reciente como el jugo de un limón arrancado del árbol con la mano para mayor refresco de las almas. Y lo mejor, esa humildad que habita en esta tierra, reino de gorrinos, campanas y encinares. Esta humildad que escama en estos tiempos de palabras enormes y burdos egos henchidos de aire pétreo. Sonaron humildes las voces más bellas tirando los versos sobre el gres marrón de la terraza. Espías tres plantas y un cenicero empachado por los restos de la batalla. Fue mágico humilde y hermoso. Supe dónde estuve y encontré un lugar que ocupar, que ya es bastante saber, efímero saber, como efímera noche que termina, como efímera magia que deslía los intrincados nudos de una vida que empuja sin sentido hacia lo eterno, como efímero yo, como efímero todo en este mundo, hasta el día que empieza, sabiendo que su fin llegará pronto, pero ignorando que será sucedido por otro y otro más y otro y más y más...Al menos hasta que mueran todos los testigos. Y eso, espero, no será tan pronto que nos impida mirar con nostalgia estas noches muertas, bañadas de emoción, el día de mañana, que es hoy ya, ahora mismo, en este instante en que termino de apuñalar al recuerdo con mis romas palabras y dejo a mi ser que repose, descanse y sueñe, quizás con Alfonsina o con la niña Lola o con ahorrar algo de dinero y volver a tener en casa una guitarra.

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