martes, 14 de octubre de 2008

Ser y no ser

Vivir en este instante y olvidar todo aquello que pasó debiera ser el único objetivo de esta voluntad mía. Vivir en los ojos de los demás y no en la interna mirada que me apresa sería el único premio que debiera esperar tras tanto juego. Beber el vino apaciaguado y calmo y calmarme yo y dejarme apaciguar por él tendría que ser el esfuerzo único de esta noche recién atardecida. Sentir el frío. Sonreír. Tenerlo claro todo y sin embargo flaquear y no encontrar en nada un minúsculo atisbo de esperanza. Pasará esta noche y quizás mañana, al despertar y ver la luz recién amanecida se irán como el vapor los tristes pensamientos. Me escudo en el bullicio una vez más, legítima defensa en el batalla eterna que impele sin razón a la soledad. Espero, mientras viajo de aquí para allá, a unos amigos. Pronto compartirán vino y mesa -mármol frío como el aire- con mis fantasmas; quizás también conmigo si despierta su presencia mi ánimo hundido e infecundo. Como véis, la esperanza late tímida, moviendo el pulso de este instante sobre el cuaderno negro, compañero mío inestimable. ¡Ojalá no existiera la distancia que separa la euforia de la pena! De ese modo podría yo pasar por alto todas mis heridas y elevar mi voz... y mi cabeza. He cambiado de mesa. Me sitúo junto a la acera, en el límite exacto del refugio. Un paso más allá se mueve el mundo en un carro de niño, dentro de una bolsa de basura, apoyado en el bastón de un anciano. Se mueve el mundo cuesta arriba y cuesta abajo y cuesta y cuesta, cuesta verlo y no participar del movimiento ni del mundo. Preferir la quietud. La mesa de mármol frío, el vino apaciguado y calmo, el cuaderno compañero y la espera tranquila del amigo. Preferir vivir en este instante a traspasar la puerta que invita a poner los pasos en la acera y caminar de la mano del mundo que, cuesta a cuesta, se mueve incesante y tenaz. Estar dentro y fuera al mismo tiempo. Ser y no ser en el instante eterno que tiñe de nostalgia este propósito, esta meta, este sueño de la voluntad, anclado en medio de tanta reflexión y tanta espera.

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