domingo, 25 de noviembre de 2007

La mala vida

La mala vida nos coge de los pelos y nos mete en casa, a oscuras en el cuarto de ayer sin limpiar de tanto sueño acumulado. La mala vida encierra nuestros cuerpos en una paz quebrada como un cristal por el que se cuela el aire. La mala vida empieza con un zumo y un vaso de leche en la mañana pronto, y galletas bronceadas en el cálido infierno de un triste panadero. La mala vida nos empuja a escribir, nos priva de la calle y de las gentes, nos lanza hacia nosotros como una bomba de vacío (pero no nos dice qué esconde dentro el arma). La mala vida nos conoce tanto que sin quererlo ama lo que seremos y lo que fuimos lo mete en una bolsa y al cubo a esperar el camión de los mil ruidos y los malos olores. La mala vida descarta lo fútil, lo pasajero, lo caduco, lo inestable, para mañana llenarte la colcha de nuevo con todo. Y entre tanto, vivimos, pese a la mala vida, sentados en los brazos de una butaca que no ocupa nadie.

No hay comentarios: