miércoles, 16 de enero de 2008

Centro de Salud Pontones 8-1-2008

Aquí se hacen bromas al salir y un hombre de unos sesenta le dice con gracia a un paisano de su misma quinta al que le acaban de hacer una ecografía: “¡Ahora te tomas seis cervecitas y como nuevo!”. Pero el chiste no encuentra orilla y naufraga en medio de un salvaje escepticismo. Este es el país del negro humor. Tal vez por eso llevamos la muerte del vecino con inusitada alegría. Todos aquí, cuatro, somos hombres. Estamos frente a las puertas donde los hombres miran dentro de los hombres y la fotografía se convierte en arte orgánico e interno. Cuatro hombres de edades diferentes, hígados diferentes, enfermedades, soledades, sueños y vidas diferentes. Compartimos el tiempo de espera, lo dividimos en cuatro con la esperanza de no empacharnos de sopor. Aquí el calor me recuerda al brasero de mi abuela Carmen. ¡Cuántas tardes matamos jugando a las cartas al calor de ese brasero! Si tuviéramos cartas y un brasero tal vez podríamos, en lugar de mirar circunspectos hacia el suelo tedioso bajo nuestro calzado de invierno, echar una manita de tute, brisca, qué sé yo, aunque tal vez no estaría bien visto el azar en un lugar en el que el azar lo es todo.

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