miércoles, 30 de enero de 2008

Semejanza


El Creador nos hizo a su imagen y semejanza. Su semejanza se asemeja al reflejo de un fantasma en un espejo de agua evaporada. Nuestra semejanza, por tanto, se aleja de ese Dios invisible, mudo, desconocido, de ese ente virtual comprado por teléfono a altas horas de la madrugada y del que un cartero sin papeles explotado por alguna subcontrata se excusa amparándose en certificados del extravío. Somos semejanza del extravío, huecos del ser, tronos abisales de una nota, de un aire, de un sonido anclado en la partitura de nuestra existencia. Si a esto nos asemejamos, nuestra única redención posible dista tanto de todo que la distancia es el sentido de nuestra semejanza y nos encontramos, como dijo el poeta, entre el todo y la nada, equidistando, a salvo del tiempo, engaño de mentes sedientas de verdad. Sanagustín.blogspot.com: ahí encontraríamos las respuestas si hubiera preguntas que hacerse y no para escapar de la desidia, sino para aprehender alguna certeza semejante a Dios.

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